martes, julio 11, 2006

LEE AUTORES NUESTROS...


Las letras hispanas se visten de gala con el ejemplo de estos tres autores: Mario Vargas Llosa, Felisberto Hernández y Alejo Carpentier. Nombres no faltan a nuestra rica literatura, encargados de elevarla a la más alta categoría. Pero por encima del lenguaje, sus estilos, los temas elegidos les convierten en muestras universales de este apasionante arte de escribir. Más allá de cualquier tipo de frontera, el idioma de la literatura nos une y, compartirlos, en cierto modo, les hace nuestros, convirtiéndose en un lujo su lectura: son autores nuestros...

Mario Vargas Llosa en "LITUMA EN LOS ANDES" nos sitúa en el escenario misterioso y mágico de las monta?as peruanas. Allí, el cabo Lituma y Tomás Carre?o, su adjunto, están destinados en un campamento minero, enfrentados a la amenaza constante de los guerrilleros de Sendero Luminoso. Con indudable maestría y un rico empleo de modismos locales, Vargas Llosa, intercala la historia de amor que el propio Tomasito narra a su cabo: después de asesinar de un tiro al jefe Chancho cuando maltrataba a su prostituta, no le queda otro remedio que huir con ella. Se había enamorado y quería casarse, pero Mercedes le abandona, una vez consiguió su nuevo salvoconducto.
Se suceden las historias y creencias, propias de la mitología peruana, por boca de los nativos del lugar, en la cantina de Dionisio y de su esposa, la vieja india Adriana, con fama de bruja, que cuenta historias de inexplicables desapariciones. El cabo Lituma investiga los casos de los desaparecidos, así se entera del sentido de aquella costumbre que consistía en un sacrificio para ahuyentar la miseria de la región en que les sumían los espíritus.
Al final, a Lituma le destinan a otro lugar, en otra misión; y Mercedes, la prostituta, regresa junto a Tomás Carre?o, mientras Lituma baja al bar para dejarles celebrar el reencuentro a solas. En el bar descubre horrorizado el macabro ritual que los lugare?os celebraban para alejar las desgracias de los espíritus y dioses de las monta?as.
Vargas Llosa aúna realidad y mitología en esta novela como sólo él sabe hacerlo, como ese maestro al que uno admira con motivos de sobra para idolatrar. Uno de los grandes, sin dudarlo.

"NADIE ENCENDÍA LAS LÁMPARAS", de Felisberto Hernández, es una recopilación de relatos breves que se enmarcan con rotunda autoridad dentro del género fantástico. Este pianista uruguayo fue todo un feliz descubrimiento para mí, hasta el punto de que, tras la reverencia inicial, uno se queda prendido de su magia única y genial. Felisberto, músico de profesión, nos sorprende con un estilo original, peculiar y propio; incluso la magia de las escalas musicales, de la armonía o la composición parecen adivinarse en la estructura de sus textos, donde la poesía en ocasiones inunda la atmósfera. Es el suyo un universo propio; sus historias irreales obedecen a leyes propias, únicas, establecidas por el autor, sólo conocidas por él. En sus relatos, a menudo, el protagonista bien pudiera ser él mismo, un pianista bohemio, que nos lleva de la mano del cambio o la sorpresa, convirtiéndonos en testigos de las situaciones más surrealistas o insospechadas. Si se pudiera leer la música -y no me refiero a las partituras- me quedaría con las melodías interpretadas por Felisberto Hernández.

"LOS PASOS PERDIDOS" es el diario de un músico cubano que Alejo Carpentier recrea durante un viaje en el Amazonas. Lo leí entre las idas y venidas en avión de mis reuniones de trabajo. Su lenguaje rico, denso, variado en el uso y en la forma, me ayudó a llenar aquellas horas de vuelo, concentrado, embelesado por el mismo paisaje que describe con profusión de detalles a orillas del Orinoco. La naturaleza se personifica para ofrecer su contraste radical con la gran urbe, con el tedio y rutina que propician el imperio de la mediocridad frente al de los sentidos. El protagonista nos cuenta, en primera persona, su viaje de New York hacia un país latinoamericano. Busca en ese viaje recuperar el sentido de su vida, hastiado del tiempo moderno que le ahoga y aburre. Su viaje es una búsqueda al encuentro de la cultura, pretende establecer una relación especial, única, casi perdida, pero ahora con sentido, en la cultura.
Carpentier no puede ocultar la pasión que la música le provoca y lo deja notar en las abundantes referencias musicales; también son frecuentes las alusiones a la mitología griega, que le sirve de ejemplo y pretexto para contraponer y comparar mundos dispares, la modernidad y el origen primitivo, dos formas de vida y dos continentes, Europa y América.
La prosa se engalana, apenas hay diálogos sino internos; apenas puntos y aparte. Desde las ciudades provincianas a la aldea de los indios guahibos o de los shirishanas, todo el texto forma parte de esa selva frondosa, americana, de mítica realidad, que le sirve a Carpentier para reivindicar la alegoría, el ritual del sue?o, la magia, la imaginación y la vida como cultura frente a la rutina que hunde al hombre moderno en el ostracismo, enemigo temible del artista.

??? Feliz verano en compa?ía de la lectura, amigos/as !!!
? GRACIAS A VOSOTROS/AS !

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