domingo, octubre 29, 2006

¡ GRACIAS, PAUL AUSTER !

No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida: encerrado en una habitación con la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe…, salvo en la propia imaginación. ¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa.
Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha impedido que la bala penetre en el cuerpo de la víctima. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?
En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largas horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente… inútil.
La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.
Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más. Durante años, en todos los países del mundo occidental, se han publicado numerosos artículos que lamentan el hecho de que se leen cada vez menos libros, de que hemos entrado en lo que algunos llaman la “era posliteraria”. Puede que sea cierto, pero de todos modos no ha disminuido por eso la universal avidez por el relato. Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten –en la página impresa o en la pantalla de televisión–, resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.
De todos modos, en lo que respecta al estado de la novela, al futuro de la novela, me siento bastante optimista. Hablar de cantidad no sirve de nada cuando nos referimos a los libros; porque no hay más que un lector, sólo un lector en todas y cada una de las veces. Lo que explica el particular influjo de la novela, y por qué, en mi opinión, nunca desaparecerá como forma literaria. La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento.
Nunca he querido trabajar en otra cosa.


Paul Auster.
(Discurso en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2006)

¡ SALUDOS, LECTORES AMIGOS/AS !
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viernes, octubre 20, 2006

LA AVENTURA DE LEER


Hay obras literarias de obligada lectura, no sólo por el valor del premio merecido o el reconocimiento general, sino por el auténtico deleite que supone leer una obra maestra, de principio a fin y que, al finalizar, nos deja esa valiosa sensación de que hemos hecho algo grande, de que mereció la pena. Nada más lejos de mi intención que analizar aquí, en este breve espacio, ninguna de estas obras cumbres de la historia de la Literatura, tratadas por eruditos e intelectuales desde todos los ángulos posibles. Tan sólo apuntar la breve reseña, compartir la libre invitación a una obra, fruto del siempre apasionante trabajo de un escritor, que sólo la lectura puede definir para cada lector. No niego que se cuentan entre mis lecturas predilectas porque, en esta ocasión, se trata de auténticas joyas:

El premio Nobel Knut Hamsun nos muestra, en "BENDICIÓN DE LA TIERRA", la íntima relación entre el hombre y la naturaleza a través de su protagonista, Isak Sellenraa, un pionero que recorre el bosque, construye su propia casa y busca una esposa para, a base trabajo, crear una familia y al fin una comunidad. Nadie como Hamsun describe el paisaje y las múltiples sensaciones que la tierra escandinava despliega en una mezcla de realidad y romanticismo que cautiva al lector, invitándole a dejarse seducir por su atractiva lectura.
Tanto me cautivó la prosa de este autor que también leí suyas: “Bajo las estrellas de otoño”, “Pan” y “Vagabundos”, donde hombres, bosques y montañas siguen haciendo de la asombrosa naturaleza de Noruega la auténtica protagonista de las obras que le valieron, con creces, el más alto galardón literario.

Imposible explicar o añadir aquí algo que no haya sido tratado concerniente a esta obra cumbre que le valió el merecido premio Nobel a Gabriel García Márquez. Mucho se ha escrito sobre "CIEN AÑOS DE SOLEDAD", también sobre Macondo, el pueblo de José Arcadio o del coronel Aureliano Buendía, el primer ser humano que lo habitó. Incluso hay quien quiso ver el Aracataca del propio escritor, como él mismo reconoció en alguna ocasión.
Es una historia que cubre cien años de una dinastia, la crónica de la familia Buendía. Así, empieza con José Arcadio Buendía hasta la muerte del último miembro de la línea. En cada generación, el destino depara una muerte violenta a los miembros de los Arcadios; cada generación produce otro Aureliano, todos comparten el mismo destino de soledad y mueren.
García Márquez trata y desarrolla el tema de la soledad; hace reflexionar sobre el modo en que influye en la vida cotidiana. La soledad no sólo tiene un sentido social, de aislamiento, sino que es también una relación humana especial y, además, es necesaria. Sin embargo, también a través de la soledad se acerca la muerte.
García Márquez narra la vida de soledad con la que marca a todos los hombres de la familia Buendía, de principio a fin, pero sin seguir una cronología lineal, sino que manipula presente, pasado y futuro de modo que da la impresión de que algunos personajes parecen estar en el mismo tiempo que el del narrador. Este efecto contribuye a enmascarar el límite entre lo real y la fantasía, el carácter mágico de Macondo, que apoya con un lenguaje preciso y evocador, que hace posible lo inverosímil en lo cotidiano. Tampoco queda descartada la crítica social de la realidad latinoamericana, que encuentra reflejo en las preocupaciones políticas de los trabajadores, en la cultura indígena.
García Márquez aporta, además, sus experiencias personales, que ayudan al disfrute de lo relatado con ese enfoque particular. Así, desde el mapa de la memoria, el autor expone una visión de un mundo que obedece a otra concepción, a un orden distinto al presente actual.

La serie de relatos que incluye "EL LLANO EN LLAMAS" nos muestra el arte narrativo de Juan Rulfo que, a modo de caminante, recorre la geografía de su paisaje, de sus pueblos, ranchos, haciendas y caminos, retratando gentes o situaciones. Lo hace desde la perspectiva del hombre a ras de tierra, que tan sólo cuenta con sus instintos primarios, mientras es acosado por las penurias del hambre, la guerra, la violencia y que, en este mísero escenario, ha de sobrevivir.
Aunque su producción literaria fue pequeña ya aparecen aquí todos los temas que preocupan a Rulfo escritor: la marginación social, la lucha por la tierra, la venganza, la revolución, la mentira de los políticos... Nos muestra un México primitivo, a través de los hechos y palabras de personajes singulares, únicos, que transmiten desde dentro el fracaso de aquel levantamiento armado que fue la revolución mexicana, en su reivindicación por la tierra y unas mejoras sociales dignas, y las consecuencias de un fatalismo que aún perdura en los ánimos. Rulfo sabe expresar esa tragedia con fuerza dramática, nos sitúa en mitad de un conflicto sobre el que luego los personajes y situaciones se van a ir encargando de ponernos en antecedentes. Por otra parte, el lirismo de las descripciones aporta un elemento romántico que aún refuerza más el efecto de ese dramatismo.
A destacar también la fuerza de los títulos que el autor da a sus relatos: "Nos han dado la tierra, Es que somos muy pobres, El hombre, ¡Díles que no me maten!, La noche que lo dejaron solo, Acuérdate, No oyes ladrar los perros, El día del derrumbe”, etc, así hasta los catorce relatos que componen el libro".
En apariencia inconexos, a estos relatos les une el paisaje de una realidad humana que el estilo de Juan Rulfo supo convertir en un universo propio, inimitable.

¡FELIZ AVENTURA, AMIGOS/AS,
NO DEJEN DE LEER!

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jueves, octubre 12, 2006

LEER EN LIBROS Y BLOGS


Aprovecho esta ventana abierta a la comunicación que nos brinda Internet para dar a conocer las obras de tres trabajadores de la palabra, escritores, en suma, que lejos de la vorágine comercial apuntan sus letras hacia ese tipo de lector ávido de conocer novedades, tan deseoso de descubrir algo distinto a lo trillado por los rankings y la publicidad facilona (pero interesada), como la ilusión del autor poco conocido por ocupar apenas un hueco, ese espacio mínimo que el mero hecho de haberlo dedicado a plasmar sus impresiones en el arte de la palabra ya basta para merecer el considerado respeto y la enhorabuena solidaria más alentadora.


Descubro los “RELATOS”, firmados por Gatopardo, en una editorial mitad oenegé, mitad arte y artesanía. A Gatopardo, sin embargo, le sigo de atrás, de los artículos de sus blogs, a caballo del periodismo y la literatura, del intercambio de opiniones y comentarios en nuestras respectivas lecturas. Sus relatos abordan la realidad desde perspectivas propias, tan reales como la vida misma, tan crudos como cómicos, gracias a la magia de la fantasía literaria, herramienta que el buen escritor mima y pule con el barniz de la sensibilidad, aunque sin perder ese cariz crítico que le conecta a lo cotidiano. Desde aquí pido disculpas al autor/a (su identidad permanece en el misterio) por este improvisado post del que ni siquiera me dio tiempo para avisar. Espero, a la postre, su consentimiento y, como buena amiga, me lo sepa excusar. Gracias, Gatopardo:



EL EROTISMO PERVERSO DE JUAN MARÍA PONCE”, es un trabajo original de Magda Díaz y Morales, publicado recientemente, en el que la autora, doctora en Literatura, además de académica del Instituto de Investigaciones Lingüístico Literarias de la Universidad Veracruzana y Vicepresidenta de la Asociación Mexicana de Semiótica Visual y del Espacio (AMSVE), dedica el grueso de sus páginas a desvelar el duende que guarda la obra de su admirado profesor, Juan M? Ponce, escritor mexicano y figura de reconocida significación artística. También a ella debemos buena parte de los textos que aparecen en la revista literaria “NARRATIVAS” que, ahora ya por su tercer número, continúa su andadura por los recodos innovadores de la narrativa actual. En el blog de “Apostillas Literarias” la podemos encontrar y leer sus siempre serias e interesantes aportaciones:



Presentar a Francisco Alvarez Hidalgo es presentar a un amigo. En su reciente publicación “VOCES AL VIENTO”, nos muestra la inquietud poética de un paisano, residente en California, pero que aún vive en el alma de su tierra del Norte espa?ol y que, a pesar de la distancia, mantiene tersa esa fina sensibilidad que le acerca a la naturaleza de los sentimientos, que conecta con la fibra íntima del ser humano y que aborda desde la óptica limpia de su sentir artístico. Así se nos revela en este último Poemario donde la calidad de sus versos se mejora y que resume lo exquisito de sus letras. Podéis visitar su obra y disfrutar con su lectura en:



¡GRACIAS A VOSOTROS, AMIGOS/AS!
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