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¡Están invitados a su lectura, que lo disfruten!
La mujer policía más famosa de la literatura española, Petra Delicado, se embarca en una nueva aventura. "Nido vacío", es el título de la última novela de Alicia Giménez Bartlett y la séptima que protagoniza la singular inspectora, cuyas peripecias se han traducido a seis lenguas.
-¿Cuál fue su primer trabajo?
Cuando estaba acabando la carrera, di clases de latín en una academia costrosa. Estaba situada en un piso de Valencia y lo recuerdo muy bien, porque cualquier rincón de esa gran casa se aprovechaba. A mí me tocaba la cocina, que, por supuesto, no funcionaba, y allí me reunía con diez o doce alumnos a los que daba refuerzo de latín.(...)
-¿Y cuándo pudo vivir de la literatura? ¿Siempre fue su sueño?
Sí, hay escritores que quieren entrar en la Real Academia; otros, que les den el Premio Nobel, y yo quería ganarme la vida con los libros, ser una auténtica profesional de la literatura. Eso siempre lo tuve claro, pero no aconteció hasta el año 1995. En 1991 dejé las clases que daba a alumnos de instituto y estuve como tres años con unos ingresos bajos, hasta que empezaron a funcionar muy bien las cosas. Pero, aunque quede muy pedante decirlo, la mía fue una vocación de la infancia. Recuerdo que contaba historias a mi padre para que él las escribiera, porque yo no sabía. Esta ha sido siempre, siempre mi vocación, no he tenido otra.
-¿Se han cumplido sus aspiraciones profesionales?
Hombre, siempre querrías ser mejor escritor de lo que eres. Quizá no sea posible que yo escriba libros buenísimos... porque siempre tienes la sensación deque lo que has hecho no era suficiente. Entre el pensamiento y la realidad siempre hay un décalage (desajuste). Por eso, aún quiero escribir un libro muy bueno. Esa es mi aspiración, la única que no se ha cumplido. En lo demás he tenido muchísima suerte: he sido traducida a un montón de idiomas, gano dinero, tengo lectores, ¿qué más quiero? (...)
-¿Qué aconsejaría a los que ahora luchan por abrirse camino?
Que trabajen como bestias, no hay otro modo. La máxima de que nadie te regala nada es verdad. Y que estudien, eso de que "ya me lo sé todo" no hay que decirlo nunca. Yo les aconsejaría trabajo y curiosidad. Y los que quieran dedicarse a la literatura tienen que leer y leer, sólo así se aprende.
*(Extraído de "Infoempleo.com", 25 de Noviembre de 2007).-
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Con el verano también llega el ansiado período vacacional, ese espacio de tiempo siempre breve, aunque tan necesario, que este año me he propuesto organizar con intención de aprovecharlo mejor. A tal fin he cogido una hoja de papel y, a un lado, he anotado las ofertas disponibles: precios, hoteles, mapas, programas, actividades, horarios... ¡Qué caro todo! De repente me he sentido abrumado por el acúmulo de tantas necesidades innecesarias. Mientras intentaba huir de esta especie de vorágine desatada que amenaza con agotar las ganas de antemano, he ido garabateando, en la otra mitad del papel, un árbol, un río, un pájaro en una nube y, casi sin darme cuenta, he topado con la segunda opción, la que he elegido. Cerca de la orilla, a la sombra de un árbol y con un par de buenos libros que me acompañen; bueno, o tres o cuatro o... No importan los títulos, créanme, tan sólo elegir una buena compañía: ¡Buenas vacaciones, buen verano, buenas lecturas!
Cuando Virginia Wolf escribió la novela "AL FARO", vertió un caudal ingente de experiencias autobiográficas. Creó así un nuevo modo de conducir el hilo narrativo y, a través de los propios personajes, lograr expresar sentimientos, reflexiones o situaciones. Su estilo tiene mucho de poético: imágenes, símbolos o metáforas se despliegan en un alarde de introspección psicológica que ahonda en la búsqueda del núcleo central de los hechos, afectando las circunstancias, para convertirse en algo atemporal, maximizado, casi irreal. Podría afirmarse que a veces nos parece estar leyendo sus reflexiones internas en voz baja, sea en boca de uno u otro personaje, pero siempre su propio monólogo como directriz. Virginia prescinde del narrador para hacer que sean los personajes, por medio de sus impresiones, quienes creen el discurrir de la acción y del tiempo. Su imaginación portentosa pretende mostrarnos la riqueza de un mundo interior, que se basta para explicar o entender lo exterior, pero que no evita tampoco el sufrimiento. Original en el tratamiento y en cuanto a su aportación a la técnica narrativa, su innovación obedecía sin embargo a un carácter de índole más personal. Esta percepción particular de la realidad, sus continuas depresiones y crisis personales influyeron en su vida, en sus obras escritas y en el modo de tratarlas, hasta el punto de que tal grado de profundización y concentrada entrega la llevaron al suicidio como única vía de escape.
Virginia puso fin a sus días, tras varias fallidas tentativas, lanzándose al río, después de llenarse de piedras pesadas los bolsillos de su abrigo. Pero antes dejó escritas dos cartas para sus seres más queridos, su hermana y su marido; y además un legado de obras que nos ayuda a leer de otra manera.
En “VIENTO DEL ESTE, VIENTO DEL OESTE”, Pearl S. Buck nos ofrece un retrato de China y sus gentes con un estilo sencillo y directo, desde su preocupación por los valores fundamentales de la vida humana. El choque y la diferencia entre dos culturas es el núcleo central de la novela. Es su experiencia vital en China lo que le sirvió de base para su obra escrita. Aunque nació en Virginia (EEUU), se trasladó a vivir en China a los pocos meses.
Nos narra en primera persona la experiencia de Kwei-lan, una mujer china educada en la tradición de sus antepasados, casada con un marido que no sigue los preceptos tradicionales, debido al contacto con la cultura occidental. Acusa el contraste entre los nuevos y antiguos ritos: ha sido educada en la sumisión para dar un hijo varón a su esposo. Además, asiste al regreso de su hermano, que estudiaba en el extranjero, con su futura esposa, una mujer americana que desconoce sus costumbres ancestrales y que pronto se topa con el muro estricto e insalvable de la familia. Es el amor la herramienta capaz de doblegar estas murallas infranqueables: su marido no da importancia a las costumbres heredadas y, en cierto modo, le manifiesta su cariño por encima de esas normas. La mujer de su hermano, a la vez, defenderá su amor ante todo contratiempo, mientras el hermano se enfrenta a la familia en favor del amor de la mujer que ha elegido para casarse.
Fue la primera mujer norteamericana en recibir el premio Nobel.
A Marguerite Duras en "EL AMOR" le basta con una playa, un hombre y una mujer como el escenario solitario donde desarrollar su experimento vital de pasión. Apenas unas pocas páginas componen esta serie de capítulos cortos, estructurados a modo de obra teatral y le sirven para crear este microclima particular. Es dentro de este contexto de soledad, aislamiento y, en cierto sentido, también de absurdo, donde mejor se refleja la relación que existe entre dos personas que se aman. En esta orientación metafórica el lugar llamado S.Thala equivale a todos los lugares, cualquier persona a todas las personas y la mujer, con sus miedos y anhelos, a todas las mujeres, en un intento de universalizar la expresión de ese amor. Así, el tiempo parece detenido en este ritmo propio que le imprime la autora a esta historia, con un tono crudo y visceral, acorde a su temperamento, sin contemplaciones a la hora de expresarse, porque escribe lo que siente sin cortapisas, sin miedo a confundirse, a pesar de la confusión que dificulta distinguir entre ficción o realidad. Reflejo de su propia experiencia vital, dura y valiente a la vez, es el vértigo pasional de la propia escritora el que asoma y se esconde, críptico en sus letras y, también así, a propósito, intencionadamente literaria, en su significado.
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¡FELICES LECTURAS, AMIGOS/AS!
Francisco González Ledesma nació en Barcelona en 1927. Ganó el Planeta en el 84 con “Crónica sentimental en rojo”, aunque también se lo recuerda por Silver Kane, pseudónimo con el que firmó más de 400 novelas del Oeste. Acaba de publicar “La ciudad sin tiempo”, obra que firma como Enrique Moriel.
-Contaba usted 21 años cuando la censura le prohibió una novela por ser “pornógrafa, subversiva y roja”.
Cuando tu primera novela gana un prestigioso premio y viene a dártelo Somerset Maugham y te dice, además, que eres el mejor novelista joven de Europa, pues como que empiezas a creer que tu sueño se cumple. Luego llega Censura y te dice que no vas a publicarla de ningún modo y que vas a estar perseguido siempre y que no vas a poder firmar nada con tu nombre hasta el fin de la dictadura, pues como que la cosa se convierte en pesadilla y acabas recurriendo a Silver Kane para poder publicar, que era lo que realmente me importaba.(…)
-¿Fue duro ser Siver Kane?
Mucho. Cuando estás obligado a escribir una o dos novelas por semana para poder comer, o aprendes rápido técnicas y trucos o te mueres. Lo que hace falta para ser un novelista de una cierta técnica lo aprendí yo entonces.
-¿Qué es un buen escritor?
No se sabe. Lo que uno debe ser, más que buen escritor, es un escritor honrado. Para ello, lo último es pensar en el dinero. Que sea un acto de creación pura. Ése es un escritor. No el que escribe a tanto la pieza. Y te lo dice alguien que ha escrito, y mucho, a la pieza. Por eso sé de lo que hablo. Yo me consideraba un mercenario. Pero las novelas que escribía al margen, en las que sacaba lo que llevaba dentro, son las que me han hecho escritor.
-¿A cuántos escritores honrados ha conocido en su vida?
Parto de la base de que todos los escritores lo son. Si no cómo vas a ponerte a escribir, siendo como es una de las profesiones más inciertas que hay. Cuesta mucho que te reconozcan. Siempre puede haber un iluso. Pero, para mí, el escritor es una persona inicialmente honrada.
-¿Podría dar tres nombres a los que resulte indispensable leer (o releer)?
Sería injusto. Te diré que interesa leer todavía a Tom Wolfe, aunque, por otro lado, también a Balzac, a Zola o a Víctor Hugo. También a españoles como Pereda. Yo leo hasta los papeles del suelo.
-Juzgue el actual estado editorial…
No te puedo decir nada malo porque yo lo admiro todo. Lo que ocurre es que ahora, quizá, hay un cierto espíritu comercial. El editor quiere vender a toda costa y, por mucho que uno se empeñe en lo contrario, acaba al final por contagiarte algo de ese espíritu. Esto no digo que sea prostituir la literatura, pero posiblemente sí que sea edulcorarla un poco.
*(Extraído de Magazine “El Semanal”, por David Benedicte, Junio de 2007).-
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¡ FELIZ LECTURA, AMIGOS/AS !
Sus 17 novelas de misterio –escritas a lo largo de 17 años- están traducidas a 26 idiomas. Aunque vive en Venecia desde 1981 y todos los casos que resuelve su protagonista, el comisario Brunetti, tienen como escenario la ciudad de los canales, la norteamericana Donna Leon (New Jersey, 1942) no permite que sus obras se traduzcan al italiano, “porque quiero seguir siendo invisible en mi ciudad”. Su último libro publicado en España, “Sin Brunetti”, es una recopilación de 52 textos, con ocasiones para la sonrisa o la carcajada, la reflexión o la emoción, incluso la ira. “Esta es mi voz, es el único libro donde digo abiertamente todo lo que pienso”, declara.
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-Cuando escribió su primera novela, “Muerte en La Fenice”, que fue un gran éxito, ya tenía usted 47 años. ¿Cómo una profesora de literatura, que se ha pasado la vida dando clase por países remotos, se convierte de pronto en autora de novelas policíacas de éxito?
Un día de 1989, estaba hablando en el vestíbulo del teatro de la ópera La Fenice con un director de orquesta y su mujer, cuando la conversación derivó hacia un famoso director austríaco y al intercambio de anécdotas no muy edificantes de él. El sarcasmo fue “in crescendo”, hasta que empezamos a considerar “formas de matarle”. Entonces se me ocurrió que el hallazgo del cadáver de un famoso director de orquesta en el vestíbulo de La Fenice sería un excelente comienzo para una novela de intriga. Prometí escribirla y eso fue lo que hice…
-Y se convirtió en un éxito inmediato…
Nunca he tenido ambiciones; mi reto era escribir la novela, y punto. De hecho, se quedó durante un año y medio en un cajón, hasta que una amiga insistió tanto, que me animó a presentarla a un concurso en Japón. Ganarlo trajo un contrato para escribir dos libros más. Así fue como empezó. Fue casi como un juego.
-Algo que caracteriza todas sus novelas es que nunca describe escenas sangrientas…
En esto pienso como Aristóteles: “Deja que la sangre corra fuera del escenario y trae al mensajero para que describa el suceso”. Estamos saturados de imágenes violentas. Para mí, es pornografía barata. A veces, te anuncian un desastre con muchas víctimas y, con cara de circunstancia, el presentador dice que van a dar imágenes impactantes. Yo lo interpreto como: “Van a ver ustedes lágrimas auténticas, dolor auténtico. Siéntense en el sofá con una cerveza si quieren sentir emociones fuertes”. Es una afrenta para las víctimas y para los espectadores.
-También, en Europa está más cerca de su gran pasión: la música barroca. Sé que colabora con la orquesta de cámara Il Complexo Barocco y su director, Alan Curtis, produciendo óperas de Händel y grabaciones de las mismas.
Colaboro porque la música clásica está en peligro. Antes concentraba el 10% de las ventas de CDs, luego el 7%, ahora sólo el 4%. Hoy no se enseña solfeo a los niños y la ópera ha adquirido un matiz esnob. Por eso los jóvenes no se interesan por ella.
-La contaminación y el deterioro del medio natural están presentes en muchas de sus novelas…
Sí, también están en la que estoy escribiendo, porque es el mayor problema al que se ha enfrentado este planeta. Hace no muchos años, la gente hacía chistes con los ecologistas. Eso ya no sucede. Han comprendido lo que está en juego. La paradoja es que todos hablan mucho, pero nadie hace nada. Estamos dejando que nuestro futuro se lo traguen las alcantarillas.
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La ciudad de los canales protagoniza siempre sus novelas. Así la describe en “Sin Brunetti”: “Como estamos obligados a ir a pie, todas las mañanas, los habitantes de Venecia tenemos que vernos, cruzarnos o coincidir en nuestros desplazamientos… Para averiguar lo que sea de quien sea, nada como esos encuentros matutinos. En Venecia, el informador te sale al paso y, por lo general, el pago es un café… Cada vez nos sentimos más inclinados a buscar nuestro sentimiento de comunidad en Internet. Venecia, aunque sea por accidente, nos salva de esta tontería”.
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*(Extraído de Suplemento MH, por Marisol Guisasola, Enero de 2007).-
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De nuevo las fiestas navideñas nos recuerdan que se cumple un ciclo, a la vez que nos brindan un tiempo donde leer, algo más liberados del ajetreo y del estrés laboral. Apenas un hueco en ese tiempo donde la lectura obra el milagro de avanzar o retroceder o, simplemente, quedarnos flotando entre dos o más épocas. Al igual que, tras una jornada intensa de trabajo o de regreso de las compras en los grandes almacenes, uno puede deleitarse en las páginas amigas de un libro, también podemos revolotear entre las letras antológicas de un maestro o entre las más noveles de una autora de hoy que comparte nuestros mismos agobios. Y es que el escritor de cualquier tiempo no puede evitar sentirse solidario ni retratar su tiempo, el que le tocó vivir. Otros lectores le seguirán…
Jostein Gaarder es un escritor noruego que, con "EL MUNDO DE SOFÍA", ha contribuído a ese papel relevante que su país desempeña dentro de la literatura infantil. Sin embargo, no se trata de un libro para niños o, al menos, no sólo eso; estamos ante una novela de misterio donde el autor nos obliga a recuperar la filosofía, a retomarla desde un ángulo distinto, nuevo, significativo para la historia y el conocimiento del hombre. Asistimos así a un recorrido por la historia de la filosofía, de la mano de Sofía, una niña de apenas quince años, que se enfrenta a las preguntas que plantea la existencia del hombre, provocadas por un improvisado curso de filosofía a través de las cartas que va descubriendo en su buzón. De este modo, repasa la historia de la humanidad, desde el jardín del Edén, pasando por la cultura griega y romana, la edad media, el cristianismo, el renacimiento y barroco, la Ilustración, el romanticismo, etc, al tiempo que analiza y revela los pensamientos de sus máximos representantes: Platón, Aristóteles, San Agustin, Descartes, Kant, Hegel, Marx, Sartre, Freud, etc, hasta nuestros días, incluída la gran explosión que dio origen al universo. Al final, la protagonista es una chica que se llama Hilde, a quien su padre le ha escrito un libro, titulado "El mundo de Sofía"; de su lectura extrae nuevas perspectivas de conocimiento, le abre la posibilidad de entender la realidad desde otro ángulo, donde la filosofía ayuda a aprender y comprender.
En definitiva, un libro para adolescentes y para adultos, original, entretenido e instructivo, que logra llamar la atención hacia la filosofía como parte integrante de la cultura en nuestro mundo actual.
Con "LA MENNULARA", Simonetta Agnello Hornby ganó el II Premio de Novela Europea "Casino de Santiago". No sólo fue elegida por el jurado designado a tal efecto, sino que la votación de los lectores también le dio el triunfo a esta escritora novel que, entre sus más directos competidores, contó con "El paraíso en la otra esquina", de Mario Vargas Llosa y "A paso de cangrejo", de Günter Grass.
La autora cuenta la historia de María Rosalía Inzerillo, la Mennulara, una recogedora de almendras de Roccacolomba, en una Sicilia de amos y criados que, tras servir a los señores de Alfallipe, terratenientes del lugar, acaba convirtiéndose en la administradora de sus bienes. La novela comienza con la muerte de la protagonista, pero Agnelo Hornby nos retrata la vida de una mujer única, poderosa, en el escenario de una Italia rural, sumida en el miedo, la mafia y la opresión. En resumen, una lectura para disfrutar.
Fedor Dostoyevski nos cuenta en "EL IDIOTA" la historia del príncipe Liov Nikoláyevich Mischkin, enfermo de epilepsia, que ha estado internado en un sanatorio suizo y regresa a Rusia. Enseguida se pone de manifiesto su modo diferente de enfrentarse a los problemas que, desde la ingenuidad, le hacen parecer un idiota. El autor despliega un surtido de variados personajes y ambientes, en un alarde de inventiva narrativa, que aprovecha para elaborar una trama rica y densa, a la vez que expone sus pensamientos, a modo de lecciones, donde desgrana situaciones en las que la bondad, la ternura o la compasión topan con auténticos obstáculos para desarrollarse. Se trata, en el fondo, de un estudio sobre la espiritualidad del ser humano, en el escenario de una Rusia sumida en la miseria material.
De alguna manera Dostoyevski nos muestra el lado humano de una enfermedad que es la suya, pues también él fue epiléptico. Nos sugiere e invita, así, a desvelar el alma del hombre bueno y el drama real que ello supone en un mundo que no valora la inocencia. Una lectura culta, que se lee fácil, imprescindible.
¡FELICES LECTURAS, AMIGOS/AS!
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